Carolyn O’Meara (UNAM, IIFL) y Isabel Martínez (UNAM, IIE)
El 21 de noviembre, después de un largo viaje desde el DF (con unas paradas en Mazatlán, Hermosillo y Bahía de Kino), finalmente llegamos a Desemboque, Sonora, uno de los dos pueblos de los Comcaac, que está ubicado alrededor de 3 horas de Hermosillo y alrededor de una hora hacia el sur de Puerto Libertad, Sonora. Fue la primera vez que realicé el viaje con una compañera que iba a quedarse conmigo en Desemboque. Hasta este momento, yo había recibido un raite de otro investigador o hice el viaje desde Tucson o Hermosillo sola. Isabel Martínez, mi co-pilota y colega en la UNAM, nunca ha estado en Desemboque antes, ni siquiera al estado de Sonora. Se podía ver el asombro en sus ojos mientras que estaba examinando el paisaje, las personas, las nuevas vistas. Mientras que para mí, que he hecho este viaje muchas veces, pasando por los caminos después de varios años… disfruté mucho la experiencia de tener nuevos ojos acompañandome.
Mientras que el camino entre la carretera a Bahía de Kino y Puerto Libertad se encontraba en su estado normal con miles de baches, específicamente en el área de las granjas, estaba contenta encontrar la terracería a Desemboque en buen estado, recientemente limpiado. Nos movimos muy bien entre en el paisaje del desierto. Con miradas del mar en la vista, llegamos a Desemboque. Estaba muy emocionada y ansiosa ver amigos viejos que no había visto desde el año pasado. Nos saludamos y compramos collares y cosas así, mientras que intenté sosegar la curiosidad de quién era Isabel y que es lo que quería hacer en Desemboque, como ¿Quíih haaya? en cmiique iitom, como se llama su idioma.
Isabel fue a Desemboque con el interés de aprender más acerca sobre las técnicas de la cestería seri, así como los elementos del diseño utilizados por las artesanas. Particularmente sobre la permanencia y duración de los aspectos técnicos en las cestería, al mismo tiempo que pueden observarse varios cambios en las formas y diseños utilizados en los cestos, ahora casi exclusivamente hechos para la venta a coleccionistas o turistas. Las cinco semanas de trabajo conjunto con las mujeres tejedoras y con las jóvenes que colaboraron como traductoras en Desemboque fueron una experiencia emocionante, divertida e intensa.
A través de la documentación del proceso de elaboración de las canastas fue posible conocer la importancia que esta actividad tiene en su economía local y el papel que las mujeres juegan en ella. Todos los días, en grupos familiares estas mujeres preparan las fibras del torote (haat, Jatropha cuneata, Euphorbiaceae) y tejen canastos en sus patios y talleres, mientras conversan, se visitan y miran los días pasar. Para estas mujeres es de relevancia que aquellas personas que compran sus obras conozcan el proceso técnico, sus complicaciones y tiempos, ya que de esta forma pueden apreciar su valor. Por ello, han sugerido la realización de folletos para la venta con la información recopilada en la investigación, en los cuales se trabajará en los siguientes meses. Además de documentar este proceso técnico, se realizó una indagación sobre los diseños de las canastas tomando como referencia algunas fotografías de cestería de la colección del Museo Nacional de Antropología. Las mujeres observaban con emoción las fotos, identificaban los diseños, discutían sobre ellos y en ocasiones recordaban qué mujer había elaborado las canastas. Así, cada una de las piezas que elaboran es única en tanto que la calidad del tejido y los motivos son una firma personal de la artista. Las imágenes reactivan su memoria y las hacen imaginar otros diseños e incluso las llevan a crear esos diseños nuevamente. Algunas de ellas sugirieron crear un catálogo de canastos con las fotos de artículos y archivos de museos para tener una fuente de inspiración en sus nuevos diseños, en el cual puede trabajarse en la siguiente fase de investigación.
Las fotos que se ven en el post fueron tomadas por Isabel Martínez.
Por otra parte, yo continúe con la edición y revisión de textos que reuní desde el 2006. Los textos son de varios tipos, incluyen textos orales que fueron transcritos con la asistencia de hablantes nativos, o bien son más un tipo de textos enciclopédicos, algunos fueron grabados y transcritos y otros fueron escritos por autores y hablantes nativos. Afortunadamente, durante nuestra visita al Desemboque, tuvimos la oportunidad de participar en las clases impartidas por Steven Marlett quien enseñaba a los hablantes de Seri cómo leer y escribir su propia lengua. Como parte de la clase, presente algunos de los textos en los que estaba trabajando en la edición con otros hablantes nativos. Los estudiantes proveyeron de una excelente retroalimentación y nuestras interacciones llegaron a ser sesiones independientes de la clase donde editamos textos, revisamos las grabaciones originales e hicimos los ajustes necesarios para que pudieran ser leídos y comprendidos por otros hablantes. Como un resultado de nuestra revisión, el pequeño grupo de mujeres jóvenes que editaron los textos, escribieron sus propias adivinanzas basadas en algunos de los textos que revisamos y que describen varios de los vientos que soplan en el territorio Seri. De tal manera, producimos otro libro monolingüe (los textos que editamos serán publicados en una edición monolingüe con una introducción en español), apropiada para hablantes jóvenes y viejos. Los dibujos que acompañan el libro fueron diseñados y elaborados por Blanca Flores, residente de Punta Chueca. Estos expresan bellas descripciones de los diferentes contextos en los cuales los diferentes vientos Seris soplan. La experiencia fue increíble y desearía haber permanecido más de un mes en el Desemboque (¡como suele ser!). Estoy emocionada de volver y continuar trabajando en nuevos proyectos escritos con las personas involucradas en las clases de escritura. A continuación aparecen algunas fotos de pantalla del libro dedicado a las adivinanzas de los vientos Seri.