Manuel Alejandro Delgadillo Nuño (1), Eugenio de Jesús Carpizo Ituarte (1), Rafael Andrés Cabral Tena (2), Adonis Jaquelina Mingüer Rodríguez (2), David Arturo Paz García (3)
1. Instituto de Investigaciones Oceanológicas, Universidad Autónoma de Baja California.
2. Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada.
3. Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste.
A partir del artículo de revisión “Coral Reefs Under Rapid Climate Change and Ocean Acidification” de por Hoegh-Guldberg y colaboradores en el 2007, sobre los impactos del cambio climático y la acidificación oceánica en los arrecifes del mundo. Este tema cobró una gra importancia para mi. En ese mismo año, como estudiante de Oceanología en la Universidad de Colima, tuve mi primer contacto con un pequeño arrecife en playa La Boquita, en la costa de Manzanillo, Colima. Desafortunadamente, el arrecife de La Boquita se perdió debido al cambio climático y otros impactos humanos. Ante esta situación, me sentí profundamente comprometido, supe que tenía que hacer algo al respecto y me involucré en un proyecto de restauración coralina a cargo de Marco Liñán. En 2010, al terminó del proyecto, realice un verano de investigación en Instituto de Investigaciones Oceanológicas, y ahí tuve una aproximación inmediata con la investigación científica de corales. En aquel entonces, trabaje en un proyecto para el análisis molecular de la respuesta la estrés en anémonas marinas (Anthopleura spp.) de Ensenada, Baja California, con la guía de Eugenio Carpizo. El objetivo del proyecto Anthopleura fue aprender las técnicas de laboratorio para el análisis molecular del tejido de corales y anemonas, y aplicar el aprendizaje durante mi investigación de licenciatura. En aquel tiempo, Eugenio y sus colaboradores estudiaban el ciclo reproductivo de los corales más abundantes en el Pacífico mexicano y los principales constructores de arrecifes en el región. Especies como los corales de coliflor arbustiva (Pocillopora damicornis), de joya esmeralda (Porites panamensis) y de cactus gigantes (Pavona gigantea). Un año después de mi estancia en Ensenada, los colegas de Eugenio demostraron que los corales presentaban actividad reproductiva durante primavera y verano, un fenómeno claramente asociado al aumento de la temperatura. No obstante, observaron que los corales de coliflor, eran los primeros en inhibir su reproducción al alcanzar y mantener por un tiempo prolongado una temperatura de 30ºC , probablemente debido al desvío de energía metabólica para el mantenimiento de los tejidos en lugar de la reproducción.
Mas adelante, cuando realizaba mi investigación en la licenciatura, Marco y yo descubrimos en experimentos de alta temperatura (~30 ºC) y bajo pH (7.65) que las mismas especies de corales coliflor presentaban una respuesta inmediata de estrés que se veía reflejaba en su metabolismo celular. A partir de ahí, Eugenio Marco y yo decidimos trabajar en conjunto en mi investigación de maestría en la Universidad Autónoma de Baja California. Después, en el VII Congreso Mexicano y I Panamericano de Arrecifes Coralinos en octubre de 2013, conocí a los entonces estudiantes de doctorado del CIBNOR: David Paz y Rafael Cabral. Durante dicho congreso, y más adelante en el XIX Congreso Nacional de Oceanografía en septiembre de 2016, conocería las investigaciones de Rafael y David.
Me resultaban interesantes sus trabajos sobre la habilidad de los corales coliflor de modificar su estructura esquelética (e.g. morfología) para enfrentar los cambios medioambientales en arrecifes de Bahía de La Paz, Baja California Sur, aún cuando las diferenciación genética entre las especies es muy baja. Así como las diferencias en las tasas de calcificación y la composición del esqueleto entre los corales de joya esmeralda y machos y hembras, lo que sugiere que las condiciones ambientales como temperatura, la radiación solar y particularmente la acidificación de los océanos pueden afectar de manera distinta el crecimiento de los corales de cada sexo.
Inspirado por esta serie de estudios científicos, el compañerismo entre colegas y el conocimiento previo adquirido durante mis investigaciones de licenciatura y maestría, inicié mi proyecto de investigación de Doctorado, también en la Universidad Autónoma de Baja California. Hasta ahora, con ayuda de colegas y colaboradores he estudiado la capacidad de los corales de coliflor del Pacífico mexicano para modificar su fisiología a nivel bioquímico y molecular (algo conocido como plasticidad fenotípica) en respuesta a la variación espacio-temporal de las condiciones ambientales de invierno a primavera y a verano,. Sin embargo, en este 2017-2018, gracias a la Beca de Investigación Estudiantil de N-Gen, tuvimos la oportunidad de estudiar por vez primera al coral solitario de copa naranja (Balanophyllia elegans), una de las pocas especies de coral, pero la más abundante, al norte del Pacífico Oriental. A través de este financiamiento recolectamos corales para diferentes proyectos y logramos alcanzar más metas de las que nos propusimos al inicio del proyecto, entre las que se destacan:
1. Registro fotográfico de alta abundancia y diversidad de invertebrados marinos en el sitio conocido como Campo Kennedy/Arbolitos en Ensenada, BC. Todos reconocidos en la guía de invertebrados de Gotschall del 2005.
2. Colecta y mantenimiento en cautiverio del coral naranja en el laboratorio de biología y ecología del desarrollo, a cargo de Eugenio, con el propósito de estudiar su ciclo reproductivo y respuesta al estrés..
3. Procesamiento de tejido del coral naranja para instruir a una estudiante graduada (Adonis Mingüer), bajo la guía de Rafael y Eugenio, en el análisis bioquímico y molecular; tal como Eugenio me capacitó en la misma tarea ocho años atrás.
4. Publicaciones de resultados en revistas de investigación científica, en el corto y mediano plazo, que contribuyan al conocimiento sobre las comunidades de coral en California y Baja California.
Todo esto podría significar el comienzo de mi línea de investigación sobre las diferencias en la respuesta al estrés en corales y anemonas del Pacífico mexicano en comparación con las respuestas de los corales y anémonas de Baja California y California. ¡Es algo muy emocionante!