Photo credit: Octavio Aburto

Desarrollo a Ultranza: Una falsa premisa

Una nueva minería se ha expandido dramáticamente en los últimos años. Una minería que por ser a cielo abierto, amplia, corporativa y multinacional, proyecta una sombra de desastres ecológicos contra la enorme biodiversidad mexicana.
Esta sombra es más oscura en la delicada región del Desierto Sonorense, no sólo por la tragedia ambiental en los ríos Bacanuchi, Sonora y San Pedro, sino también por la proliferación de concesiones mineras como en el caso de la mina Los Cardones en la reserva de la Sierra de la Laguna, BCS.

El Desierto Sonorense, descrito erróneamente como yermo y estéril, es el más diverso de los desiertos de América del Norte. Contiene más de 2,000 especies de plantas, 1,000 de abejas y 450 de vertebrados. Tiene también una íntima relación con el Golfo de California—uno de los ecosistemas marinos más productivos del mundo. Asimismo, posee una enorme importancia económica pues alberga los rebaños vacunos más codiciados, los mayores distritos de riego del país, y representa el 70% de la industria pesquera mexicana.

La liberalización del sector minero ha llevado a un aumento espectacular de las concesiones. De 2000 a 2010, las empresas mineras nacionales y transnacionales han obtenido concesiones para 56 millones de hectáreas–un cuarto del territorio mexicano.
El Artículo 6 de la Ley Minera establece que: “…[las actividades mineras] serán preferentes sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del terreno…” Con este artículo, el estado pone a la Ley Minera por encima de la protección del ambiente, de los derechos de los pueblos originarios, de los núcleos agrarios y de los trabajadores. Las mismas tierras consideradas una prioridad, están ahora en peligro, y las acciones apoyadas por esta ley violan los derechos constitucionales.

El derrame de 40 mil metros cúbicos de sulfato de cobre, ácido sulfúrico, arsénico, metales pesados y otros contaminantes de una subsidiaria del Grupo México,  Buenavista del Cobre, en Cananea, Sonora, muestra los peligros del desarrollo sin vigilancia. Más de 20,000 personas quedaron sin agua potable, sin producción, y sin recursos económicos, y más de 800 mil están en peligro. Los impactos ambientales a largo plazo siguen siendo desconocidos. En el marco legal actual, sólo podemos esperar que la expansión de las concesiones mineras multiplique las Buenavistas del Cobres por doquier.
En un clima de desarrollo a ultranza, los impactos ambientales muchas veces representan un precio demasiado alto para el crecimiento. Cada vez más, los manifiestos de impacto ambiental constituyen un mero formalismo y no la herramienta para guiar el desarrollo regional y evitar los desastres sociales y ambientales.
La Nueva Generación de Investigadores del Desierto Sonorense (N-Gen) exhorta a los tres niveles de gobierno a replantear la manera en que se desarrollan los proyectos mineros, a valorar las consecuencias socio-ambientales, y a aplicar y revisar rigurosamente las leyes ambientales existentes.

Un cambio de paradigma en el que la conservación fuese parte integral del desarrollo evitaría desastres ambientales, económicos y sociales. Sin supervisión, la minería, la generación de energía, y la recientemente abierta explotación de las reservas de petróleo, continuarán minando el patrimonio natural y humano de México. El derrame tóxico que contaminó el río Sonora revela la ausencia de una regulación eficaz y destaca la falsa premisa de elegir entre bienestar humano y ambiente.
Se debe priorizar al ambiente en tanta medida como se ha hecho con el desarrollo económico. Para hacer realidad esta visión necesitan enlazarse los más altos niveles de investigación con los manifiestos de impacto ambiental. Esto vincularía  la protección del ambiente con las necesidades locales, regionales y globales. Al mismo tiempo, es de necesidad extrema la revisión de las leyes ambientales que se refieren a la concesión y control de las actividades mineras.

La visión de prosperidad debe emanar de una ética de conservación. Las iniciativas de desarrollo económico deben incorporar la riqueza natural de la región, con el fin de esculpir colectivamente  un futuro próspero para nuestras comunidades, en una constante búsqueda que coincida con la grandeza de la frontera norte de México.

Alberto Burquez Montijo

Nemer E. Narchi, UAM-X, director asociado de N-Gen

Benjamin T. Wilder, UC-Riverside, director de N-Gen

 

Dando click aquí se puede firmar para apoyar a la iniciativa.

Prensa: http://nextgensd.com/es/prensa-del-articulo-de-opinion-de-la-mineria/

Cómo Citar: Burquez Montijo, A., N.E. Narchi, B.T. Wilder. Desarrollo a Ultranza: Una falsa premisa. Nueva Generación de Investigadores del Desierto Sonorense, http://nextgensd.com/development-at-any-cost-a-false-premise/
 

Personas que respaldan este artículo de opinión:

Octavio Aburto-Oropeza, Scripps Institute of Oceanagraphy
Enriquena Bustamante
Angelina Martinez-Yrizar
Adrian Munguia-Vega, University of Arizona
Lucero Radonic, Michigan State University
Rodrigo Rentería-Valencia, University of Arizona
Jorge Torre, Comunidad y Biodiversidad (COBI)
Sula Vanderplank, Botanical Research Institute of Texas
José Said Gutiérrez Ortega, Chiba University, Japan
Ivone Giffard Mena, UABC
María Guadalupe Lugo Ibarra, UABC
Daniel Morales Romero
Charlie de la Rosa, UCLA
Brigitte Marazzi, Instituto de Botánica del Nordeste, Argentina
Adriana López-Villalobos Queen’s University, Ontario, Canada
Franklin Lane Biosphere2, University of Arizona
Bernard L. Fontana, Uof Ariz (retired)
Elisa Villalpando Canchola, INAH Sonora
Guadalupe Sanchez Miranda, UNAM
Don and Doris Wenig
Raechel Running, photographer
Karl W. Flessa, University of Arizona
Alejandro Varela-Romero, DICTUS Universidad de Sonora
Arturo Ramírez Valdez, Scripps-UCSD
Pedro Uriarte Garzón, ITLM
Hector Hans Munro Colosio, CONANP
Lasse Hoelck, FU- Berlin
John Carpenter Centro, INAH Sonora
Ricardo Félix
Yazmín Ramírez Rodríguez
Bárbara Larraín B.
Lucila Armenta
Yadira Sandoval
Zaro Olvera, UNAM
Jorge Heriberto Valdez Villavicencio, FAUNO, A.C.
Sarah Ratay, UCLA
Emelio Barjau Gonzales, UABCS
Eugenio Larios Cárdenas
Bárbara Peralta Zúñiga
Irma Cordova
Janos Wilder
Quentin Lewton, citizen
Roberto Herrera Trevino, UABC
Carlos E. Talavera Gameros
Biviana Avila Moreno
Catalina Eibenschutz H., UAM-X México
Horacio de la Cueva S, CICESE
Jesús Adrián Bojórquez Valdez, UNAM
Edmundo Rodriguez – UABC – FCM
Natalia Martínez Tagüeña, The University of Arizona
Claudia I. Camacho Benavides, Anima Mundi, A.C.
Pacifica Sommers, UA
Lloyd Findley, CIAD
Oscar R. Guzón Zatarain, Ecosistemas Costeros Sustentables A.C.
Erique Flores FCM-UABC
María del Consuelo Valle Espinosa, UABC
Sergio Ramos, Oceanologo UABC
Ángel José Martínez Salinas UAM-X
Jesús Echevarría Haro, Presidente CA de REBISLA, BCS
Gabriela Contreras Pérez UAM X
Aida Cortes Lemus
Sofía Gómez. Costasalvaje A. C.
Rosa Amelia Orona García
Daniel Alfaro UAM
Marco Antonio García, UAM-X
Araceli Mondragón, UAM Xochimilco
Arli De Luca
Abram Fleishman
Irene N. Talavera Martinez, UAM-X
José Jiménez García, UNAM
Sergio Elías Uribe Sierra, UAM-X
Luz Vazquez-Moreno, CIAD, A.C.
Raquel Báez Durán SEC, Sonora
Saruhén Avila Moreno-Islas del Golfo
Natalia Rychert Slawinska – UNAM
Jancy Ivania Sanchez Corza, CONAFOR Baja California
Yue Li, University of Arizona
Jesús Ernesto Ogarrio UAM Xochimilco
Steven Bracker
Michael Bogan, UC Berkeley
Joel Bracamontes Ramirez UCOL
Nancy L. Orona UNISON
Mirsa Bojórquez
Dora O Waumann UABC
Martín Gómez García, Sierra de Manantlán
Luciano Grobet Vallarta
Natividdad Muñoz Cortez
Jesús Antonio Rojas Méndez , Profesor de asignatura Universidad Iberoamericana Puebla
Virginia Meléndez Ramírez
Carlos Germán Palafox Moyers Universidad de Sonora
Humberto Ruiz
Andrew Gottscho, SDSU
Cristina Trullà Trillas, ICS, Barcelona, Catalonia
Elsa Terminel Zaragoza, sociedad civil
Luis Fernando Vargas Gaytán, sociedad civil
Catalina A. Denman, El Colegio de Sonora
Fulvio Poumian, ITAM

Rosalind Bresnahan, Ph.D. retired California State University

Lyn Loveless, College of Wooster